sábado, 24 de diciembre de 2011

El Dilema de San Agustin


No recuerdo de donde saqué este texto originalmente... me imagino que está en muchas partes, lo postié por primera vez en el Hi5 por allá en 31/07/2007 07:47 PM. Era un personaje interesante, el viejo San Agustín, así que para redondear la publicación navideña, pongo al final unas cuantas frases, al parecer, de su propia cosecha.

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Cuenta la historia que mientras Agustín paseaba un día por la playa, pensando en el misterio de la Trinidad, se encontró a un niño que había hecho un hoyo en la arena y con una concha llenaba el agujero con agua de mar. El niño corría hasta la orilla, llenaba la concha con agua de mar y depositaba el agua en el hoyo que había hecho en la arena. Viendo esto, San Agustín se detuvo y preguntó al niño por qué lo hacía, a lo que el pequeño le dijo que intentaba vaciar toda el agua del mar en el agujero en la arena. Al escucharlo, San Agustín le dijo al niño que eso era imposible, a lo que el niño respondió que si aquello era imposible hacer, más imposible aún era el tratar de decifrar el misterio de la Santísima Trinidad.
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Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor.

Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas.

La medida del amor es amar sin medida.

Reza como si todo dependiera de Dios. Trabaja como si todo dependiera de ti.

Da lo que tienes para que merezcas recibir lo que te falta.

Casarse está bien. No casarse está mejor.

Señor, dame castidad... pero no todavía.


2011-12-15

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