
Este es un extracto de algo que publiqué en el diario de Hi5, por allá en diciembre del 2007 (11/12/2007 08:07 PM, para más precisión). En esa época todavía Facebook era un extranjero recién llegado y sin poder de convocatoria, y mis primeras experiencias con las redes sociales se llevaban a cabo a través del ciertamente poco efectivo Hi5 (al cual, por cierto, abandoné vilmente, ya que se convirtió en algo demasiado boleta y cayó en desuso, como cualquier moda). El mensaje en cuestión es atemporal, así que merece ser publicado pues se mantiene vigente en su esencia (y tal vez, sólo tal vez, en su forma). Sin más preámbulos:
(...)Empecé a escribir esta vaina sin tener tema definido y simplemente porque me encontré en uno de esos momentos en que uno se siente que puede relajarse y hacer lo primero que se le venga a la mente. En mi caso hubieran podido ser muchas cosas, pero hoy fue (y últimamente ha sido) escribir.
Este año se va acabando y ha dejado muchas enseñanzas, pero sería algo nostálgico y melancólico de mi parte ponerme con añoranzas y moralejas. Hay, no obstante, una cosa que si quisiera dejar en claro: He aprendido que las personas son mejores de lo que parecen.
Si señor, tengo un comentario positivo acerca de la humanidad. En realidad hay mucha gente buena, y mucha gente con el potencial para hacer grandes cosas. Lo que frena el progreso no es la falta de materia prima, no no no, es simplemente el miedo. Día tras día enfrentamos retos pequeños o grandes, y muchas veces nos dejamos amilanar porque creemos que no podemos lograrlo, cuando la verdad es que no solo podemos, sino que queremos y debemos (debemos, no bebemos, aunque en el intermedio una cervecita no está de más).
Ahora, aunque muchas veces pensemos que en realidad es simplemente pereza o practicidad, la verdad creo que siempre lo que nos frena a embarcarnos en tareas titánicas es el miedo antes mencionado. Miedo al ridículo, al fracaso, y al que cuernos hago si las cosas no funcionan como quería. Todo esto es válido, obviamente, porque no somos de palo, y la valentía tiene muchas expresiones pero es realmente difícil encontrar un (lo que llaman) Juan Sin Miedo.
El caso es que en este final de año, ad portas de llegar a un año más de esos que decimos "aqui fue", creo que sería bacano que aquellos que pasen por este sitio (que me imagino que no serán muchos, pero algo es algo pior es nada) se lleven un mensaje de mi parte (aclaro, no soy consejero espiritual, ni Mercado, ni Coelho, ni Osho ni ninguna de esas boletas).
El cuento es muy sencillo: cada uno buscará sus miedos, los enfrentará, poco a poco o de un solo totazo, pero el caso es declarar la guerra sin cuartel contra todo aquello que impide que cambiemos el mundo, que seamos los superhéroes que queríamos ser cuando niños. Como diría el sabio Oliver: "El partido no se acaba hasta que se acaba" y durante esos 90 minutos (que en realidad eran unas 2 semanas en capítulos de media hora) si que luchaba ese hijuemadre para llevarse la copa no solo del torneo local, sino del mundo.
Si es ya es ya, y patrás ni pa tomar impulso.
P/D: En una nota un poco más formal, tengan ustedes una Feliz Navidad, Próspero Año Nuevo, mucha natilla con buñuelos, y a gozarse la feria hijuemadre que la vida es corta!!!