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domingo, 18 de marzo de 2012

Cuentos de O. Henri

Dejo aquí dos cuentos cortos de O'Henry que leí recientemente. Me ha gustado bastante su estilo así que sería bueno leer más de este escritor gringo que se especializaba en esta género.


El Regalo de los Reyes Magos
O'Henry

Un dólar y ochenta y siete centavos. Eso era todo. Y setenta centavos estaban en peniques. Peniques ahorrados, uno por uno, discutiendo con el almacenero y el verdulero y el carnicero hasta que las mejillas de uno se ponían rojas de vergüenza ante la silenciosa acusación de avaricia que implicaba un regateo tan obstinado. Delia los contó tres veces. Un dólar y ochenta y siete centavos. Y al día siguiente era Navidad.
Evidentemente no había nada que hacer fuera de echarse al miserable lecho y llorar. Y Delia lo hizo. Lo que conduce a la reflexión moral de que la vida se compone de sollozos, lloriqueos y sonrisas, con predominio de los lloriqueos.
Mientras la dueña de casa se va calmando, pasando de la primera a la segunda etapa, echemos una mirada a su hogar, uno de esos departamentos de ocho dólares a la semana. No era exactamente un lugar para alojar mendigos, pero ciertamente la policía lo habría descrito como tal.
Abajo, en la entrada, había un buzón al cual no llegaba carta alguna, Y un timbre eléctrico al cual no se acercaría jamás un dedo mortal. También pertenecía al departamento una tarjeta con el nombre de "Mr. James Dillingham Young".
La palabra "Dillingham" había llegado hasta allí volando en la brisa de un anterior período de prosperidad de su dueño, cuando ganaba treinta dólares semanales. Pero ahora que sus entradas habían bajado a veinte dólares, las letras de "Dillingham" se veían borrosas, como si estuvieran pensando seriamente en reducirse a una modesta v humilde "D". Pero cuando Mr. James Dillingham Young llegaba a su casa v subía a su departamento, le decían "Jim" y era cariñosamente abrazado por la señora Delia Dillingham Young, á quien hemos presentado al lector como Delia. Todo lo cual está muy bien.
Delia dejó de llorar y se empolvó las mejillas con el cisne de plumas. Se quedó de pie junto a la ventana y miró hacia afuera, apenada, y vio un gato gris que caminaba sobre una verja gris en un patio gris. Al día siguiente era Navidad y ella tenía solamente un dólar y ochenta y siete centavos para comprar un regalo a jim. Había estado ahorrando cada penique, mes a mes, y éste era el resultado. Con veinte dólares a la semana no se va muy lejos. Los gastos habían sido mayores de lo que había calculado. Siempre lo eran. Sólo un dólar con ochenta v siete centavos para comprar un regalo a Jim. Su Jim. Había pasado muchas horas felices imaginando algo bonito para él. Algo fino y especial y de calidad -algo que tuviera justamente ese mínimo de condiciones para que fuera digno de pertenecer a Jim. Entre las ventanas de la habitación había un espejo de cuerpo entero. Quizás alguna vez hayan visto ustedes un espejo de cuerpo entero en un departamento de ocho dólares. Una persona muy delgada ágil podría, al mirarse en él, tener su imagen rápida y en franjas longitudinales. Como Delia era esbelta, lo hacía con absoluto dominio técnico. De repente se alejó de la ventana y se paró ante el espejo. Sus ojos brillaban intensamente, pero su rostro perdió su color antes de veinte segundos. Soltó con urgencia sus cabellera y la dejó caer cuan larga era.
Los Dillingham eran dueños de dos cosas que les provocaban un inmenso orgullo. Una era el reloj de oro que había sido de] padre de Jim y antes de su abuelo. La otra era la cabellera de Delia. Si la Reina de Saba hubiera vivido en el departamento frente al suyo, algún día Delia habría dejado colgar su cabellera fuera de la ventana nada más que para demostrar su desprecio por las joyas y los regalos de Su Majestad. Si el Rey Salomón hubiera sido el portero, con todos sus tesoros apilados en el sótano, Jim hubiera sacado su reloj cada vez que hubiera pasado delante de él nada más que para verlo mesándose su barba de envidia.
La hermosa cabellera de Delia cayó sobre sus hombros y brilló como una cascada de pardas aguas. Llegó hasta más abajo de sus rodillas y la envolvió como una vestidura. Y entonces ella la recogió de nuevo, nerviosa y rápidamente. Por un minuto se sintió desfallecer y permaneció de pie mientras un par de lágrimas caían a la raída alfombra roja.
Se puso su vieja y oscura chaqueta; se puso su viejo sombrero. Con un revuelo de faldas Y con el brillo todavía en sus ojos, abrió nerviosamente la puerta, salió y bajó las escaleras para salir a la calle.
Donde se detuvo se leía un cartel: "Mme. Sofronie. Cabellos de todas clases". Delia subió rápidamente Y, jadeando, trató de controlarse. Madame, grande, demasiado blanca, fría, no parecía la "Sofronie", indicada en la puerta.
"¿Quiere comprar mi pelo?", -preguntó Delia,
"Compro pelo", -dijo Madame. "Sáquese el sombrero y déjeme mirar el suyo".
La áurea cascada cayó libremente.
"Veinte dólares", -dijo Madame sopesando la masa con manos expertas.
"Démelos inmediatamente", -dijo Delia.
Oh, y las dos horas siguientes transcurrieron volando en alas rosadas. Perdón por la metáfora, tan vulgar. Y Delia empezó a mirar los negocios en busca del regalo para Jim.
Al fin lo encontró. Estaba hecho para Jim, para nadie más. En ningún' negocio había otro regalo como ése. Y ella los había registrado todos. Era una cadena de reloj, de platino, de diseño sencillo y puro, que proclamaba su valor sólo por el material mismo y no por alguna ornamentación inútil y de mal gusto -tal como ocurre siempre con las cosas de verdadero valor. Era digna del reloj. Apenas la vio se dio cuenta que era exactamente lo que buscaba para Jim. Era como Jim: valioso y sin aspavientos. La descripción podía aplicarse a ambos. Pagó por ella veinte dólares v regresó rápidamente a casa con ochenta v siete centavos. Con esa cadena en su reloj, Jim iba a vivir ansioso de mirar la hora en compañía de cualquiera. Porque, aunque el reloj era estupendo, Jim se veía obligado a mirar la hora a hurtadillas a causa de la gastada correa que usaba en vez de una cadena.
Cuando Delia llegó a casa, su excitación cedió el paso a una cierta prudencia y sensatez. Sacó sus tenacillas para el pelo, encendió el gas y empezó a reparar los estragos hechos por la generosidad sumada al amor. Lo cual es una tarea tremenda, amigos míos, -una tarea mastodóntica.
A los veinte minutos su cabeza estaba cubierta por unos rizos pequeños y apretados que la hacían parecerse a un encantador estudiante cimarrero. Miró su imagen en el espejo con ojos críticos, largamente.
"Si Jim no me mata", se dijo, "antes de que me mire por segunda vez, dirá que parezco una corista de Coney Island. Pero, ¿qué otra cosa podría haber hecho? ¡Oh! ¿Qué podría haber hecho con un dólar y ochenta y siete centavos?."
A las siete de la tarde el café estaba ya preparado y la sartén lista en la estufa para recibir la carne.
Jim no se retrasaba nunca. Delia apretó la cadena en su mano y se sentó en la punta de la mesa que quedaba cerca de la puerta por donde Jim entraba siempre. Entonces escuchó sus pasos en el primer rellano de la escalera y, por un momento, se puso pálida. Tenía la costumbre de decir pequeñas plegarias por las pequeñas cosas cotidianas y ahora murmuró: ,"Dios mío que Jim piense que sigo siendo bonita."
La puerta se abrió, Jim entró la cerró. Se le veía delgado y serio. Pobre muchacho, sólo tenía veintidós años y ¡ya con una familia que mantener! Necesitaba evidentemente un abrigo nuevo y no tenía guantes.
jim franqueó el umbral y allí permaneció inmóvil como un perdiguero que ha descubierto una codorniz. Sus ojos se fijaron en Delia con una expresión que su mujer no pudo interpretar, pero que la aterró. No era de enojo ni de sorpresa ni de desaprobación ni de horror ni de ningún otro sentimiento para los que que ella hubiera estado preparada. El la miraba simplemente, con fijeza, con una expresión extraña.
Delia se levantó nerviosamente y se acercó a él.
"Jim, querido, -le gritó-,"no me mires así. Me corté el pelo y lo vendí porque no podía pasarla Navidad sin hacerte un regalo. Crecerá de nuevo ¿no te importa, verdad? No podía dejar de hacerlo. Mi pelo crece rápidamente. Dime,"Feliz Navidad" y seamos felices. ¡No te imaginas qué regalo, qué regalo tan lindo te tengo!.",
"¿Te cortaste el pelo?", -preguntó Jim, con gran trabajo, como si no pudiera darse cuenta de un hecho tan evidente aunque hiciera un enorme esfuerzo mental.
Me lo corté y lo vendí dijo Delia. ,De todos modos te gusto lo mismo, ¿no es cierto? Sigo siendo la misma aún sin mi pelo, ¿no es así?," ]¡m pas@) su mirada por la habitación con curiosidad.
"¿Dices que tu pelo ha desaparecido?,, dijo con aire casi idiota.
"Se está viendo,", dijo Delia.". Lo vendí, ya te lo dije, lo vendí, eso es todo. Es Noche Buena, muchacho. Lo hice por ti, perdóname. Quizás alguien podría haber contado mí pelo, uno por uno",continuó con una súbita y seria dulzura, "pero nadie podría haber contado mi amor por ti. ¿pongo la carne al fuego?", preguntó.
Pasada la primera sorpresa, Jim pareció despertar rápidamente. Abrazó a Delia. Durante diez segundos miremos con discreción en otra dirección, hacia algún objeto sin importancia. Ocho dólares a la semana o un millón en un año, ¿cuál es la diferencia? Un matemático o algún hombre sabio podrían darnos una respuesta equivocada. Los Reyes Magos trajeron al Niño regalos de gran valor, pero aquél no estaba entre ellos. Este oscuro acertijo será explicado más adelante.
Jim sacó un paquete del bolsillo de su abrigo y lo puso sobre la mesa. "No te equivoques conmigo, Delia", dijo. "Ningún corte de pelo, o su lavado o un peinado especial harían que yo quisiera menos a mi mujercita. Pero si abres ese paquete verás por qué me has provocado tal desconcierto en un primer momento."
Los blancos y ágiles dedos de Delia retiraron el papel y la cinta. Y entonces se escuchó un jubiloso grito de éxtasis; y después, iay! un rápido y femenino cambio hacia un histérico raudal de lágrimas y de gemidos, lo que requirió el inmediato despliegue de todos los poderes de consuelo del señor del departamento.
Porque allí estaban las peinetas -el juego completo de peinetas, una al lado de otra, que Delia había estado admirando durante mucho tiempo en una vitrina de Broadway. Eran unas peinetas muy hermosas, de carey auténtico, con sus bordes adornados con joyas y justamente del color para lucir en la bella cabellera ahora desaparecida. Eran peinetas muy caras, ella lo sabía, y su corazón simplemente había suspirado por ellas y las había anhelado sin la menor esperanza de poseerlas algún día. Y ahora eran suyas, pero las trenzas destinadas a ser adornadas con esos codiciados adornos habían desaparecido.
Pero Delia las oprimió contra su pecho y, finalmente, fue capaz de mirarlas con ojos húmedos y con una débil sonrisa, y dijo: "¡Mi pelo crecerá muy rápido, Jim!."
Y enseguida dio un salto como un gatito chamuscado y gritó:
"¡Oh, oh!"
Jim no había visto aún su hermoso regalo. Delia lo mostró con vehemencia en la abierta palma de su mano. El precioso v opaco metal pareció brillar con la luz del brillante y ardiente espíritu de Delia.
"¿Verdad que es maravillosa, Jim? Recorrí la ciudad entera para encontrarla. Ahora podrás mirar la hora cien veces al día si se te antoja. Dame tu reloj. Quiero ver cómo se ve con ella puesta."
En vez de obedecer, Jim se dejo caer en el sofá, cruzó sus manos debajo de su nuca y sonrió.
"Delia", le dijo,"olvidémonos de nuestros regalos de Navidad. Son demasiado hermosos para usarlos en este momento. Vendí mi reloj para comprarte las peinetas. Y ahora pon la carne al fuego."
Los Reyes Magos, como ustedes seguramente saben, eran muy sabios -maravillosamente sabios- y llevaron regalos al Niño en el Pesebre. Ellos fueron los que inventaron los regalos de Navidad. Como eran sabios, no hay duda que también sus regalos lo eran, con la ventaja suplementaria, además, de poder ser cambiados en caso de estar repetidos. Y aquí os he contado, en forma muy torpe, la sencilla historia de dos jóvenes atolondrados que vivían en un departamento y que insensatamente sacrificaron el uno al otro los más ricos tesoros que tenían en su casa. Pero, para terminar, digamos a los sabios de hoy en día que, de todos los que hacen regalos, ellos fueron los más sabios. De todos los que dan y reciben regalos, los más sabios son los seres como Jim y Delia. Ellos son los verdaderos Reyes Magos.



El Sueño
(The Dream)
O. Henry
________________________________________
Murray tuvo un sueño.
La psicología vacila cuando intenta explicar las aventuras de nuestro mayor inmaterial en sus andanzas por la región del sueño, "gemelo de la muerte". Este relato no quiere ser explicativo: se limitará a registrar el sueño de Murray. Una de las fases más enigmáticas de esa vigilia del sueño, es que acontecimientos que parecen abarcar meses o años, ocurren en minutos o instantes.
Murray aguardaba en su celda de condenado a muerte. Un foco eléctrico en el cielo raso del comedor iluminaba su mesa. En una hoja de papel blanco una hormiga corría de un lado a otro y Murray le bloqueaba el camino con un sobre. La electrocutación tendría lugar a las nueve de la noche. Murray sonrió ante la agitación del más sabio de los insectos.
En el pabellón había siete condenados a muerte. Desde que estaba ahí, tres habían sido conducidos: uno, enloquecido y peleando como un lobo en una trampa; otro, no menos loco, ofrendando al cielo una hipócrita devoción; el tercero, un cobarde, se desmayó y tuvieron que amarrarlo a una tabla. Se preguntó como responderían por él su corazón, sus piernas y su cara; porque ésta era su noche. Pensó que ya casi serían las nueve.
Del otro lado del corredor, en la celda de enfrente, estaba encerrado Carpani, el siciliano que había matado a su novia y a los dos agentes que fueron a arrestarlo. Muchas veces, de celda a celda, habían jugado a las damas, gritando cada uno la jugada a su contrincante invisible.
La gran voz retumbante, de indestructible calidad musical, llamó:
- Y, señor Murray, ¿cómo se siente? ¿Bien?
- Muy bien, Carpani - dijo Murray serenamente, dejando que la hormiga se posara en el sobre y depositándola con suavidad en el piso de piedra.
- Así me gusta, señor Murray. Hombres como nosotros tenemos que saber morir como hombres. La semana que viene es mi turno. Así me gusta. Recuerde, señor Murray, yo gané el último partido de damas. Quizás volvamos a jugar otra vez.
La estoica broma de Carpani, seguida por una carcajada ensordecedora, más bien alentó a Murray; es verdad que a Carpani le quedaba todavía una semana de vida.
Los encarcelados oyeron el ruido seco de los cerrojos al abrirse la puerta en el extremo del corredor. Tres hombres avanzaron hasta la celda de Murray y la abrieron. Dos eran guardias; el otro era Frank -no, eso era antes- ahora se llamaba el reverendo Francisco Winston, amigo y vecino de sus años de miseria.
- Logré que me dejaran reemplazar al capellán de la cárcel -dijo, al estrechar la mano de Murray.
En la mano izquierda tenía una pequeña biblia entreabierta.
Murray sonrió levemente y arregló unos libros y una lapicera en la mesa. Hubiera querido hablar, pero no sabía que decir. Los presos llamaban a este pabellón de veintitrés metros de longitud y nuevo de ancho, Calle del Limbo. El guardia habitual de la Calle del Limbo, un hombre inmenso, rudo y bondadoso, sacó del bolsillo un porrón de whisky, y se lo ofreció a Murray diciendo:
- Es costumbre, usted sabe. Todos lo toman para darse ánimo. No hay peligro de que se envicien.
Murray bebió profundamente.
- Así me gusta -dijo el guardia-. Un buen calmante y todo saldrá bien.
Salieron al corredor y los siete condenados lo supieron. La Calle del Limbo es un mundo fuera del mundo y si le falta alguno de los sentidos, lo reemplaza con otro. Todos los condenados sabían que eran casi las nueve, y que Murray iría a su silla, a las nueve. Hay también, en las muchas calles del Limbo, una jerarquía del crimen. El hombre que mata abiertamente, en la pasión de la pelea, menosprecia a la rata humana, a la araña, y a la serpiente. Por eso solo tres saludaron abiertamente a Murray, cuando se alejó por el corredor, entre los guardias: Carpani y Marvin que al intentar una evasión habían matado a un guardia, y Bassett, el ladrón que tuvo qeu matar porque un inspector, en un tren, no quiso levantar las manos. Los otros cuatro guardaban humilde silencio.
Murray se maravillaba de su propia serenidad y casi indiferencia. En el cuarto de las ejecuciones había unos veinte hombres, entre empleados de la cárcel, periodistas y curiosos que...
Aquí en medio de una frase, El Sueño quedó interrumpido por la muerte de O. Henry. Sabemos sin embargo el final: Murray, acusado y convicto del asesinato de su esposa, enfrentaba su destino con inexplicable serenidad. Lo conducen a la silla eléctrica, lo atan. De pronto, la cámara, los espectadores, los preparativos de la ejecución, le parecen irreales. Piensa que es víctima de un error espantoso. ¿Por qué lo han sujetado a esa silla? ¿Qué ha hecho? ¿Qué crimen ha cometido? Se despierta: a su lado están su mujer y su hijo. Comprende que el asesinato, el proceso, la sentencia de muerte, la silla eléctrica, son parte de un sueño. Aún trémulo, besa en la frente a su mujer. En ese momento, lo electrocutan.
La ejecución interrumpe el sueño de Murray.

domingo, 4 de marzo de 2012

Animal Farm (George Orwell)

Este es uno de esos libros que toda persona debería leer. La narración es muy buena y la fábula de los animales comportándose como se comportan los gobiernos y las sociedades humanas en cierta manera nos muestra la crudeza de nuestros hábitos, y lo lejanos que estamos de aquella inteligencia que proclamamos como nuestra característica diferenciante.
La historia es conmovedora, uno no puede evitar identificarse a veces con un personaje y a veces con otro, cuando se deja llevar por la apatía, por la codicia, por la ingenuidad. Es un libro corto pero efectivo, que deja claro que nunca nos debemos dejar llevar por lo que otros dicen, especialmente cuando ellos están en el poder. No debemos ser ovejas que siguen ciegamente al pastor, no debemos ser sordos y apáticos a las injusticias sociales, no debemos limitarnos a nuestro pequeño mundo, sino que debemos tener una visión amplia de lo que pasa a nuestro alrededor.
Como nota al margen, me agrada recordar que empecé a leer Animal Farm en Shakespeare Books and Co, en una version viejisima en inglés. Esto no tiene mayor importancia, pero le da cierto aire especial pues desde el primer momento supe que era un libro que sobresale del resto, y la imagen que tengo de la escena espero que siempre quede grabada en mi memoria.

En fin. Recomendadísimo.

martes, 28 de febrero de 2012

Cuentos de Fredric Brown (I)

Hablar de Fredric Brown es hablar del gran maestro de los cuentos ultra-cortos. La gran mayoría de sus obras se caracterizan por no tener más de 3 páginas, y por presentar siempre ideas novedosas con tono irónico. Su habilidad como narrador no era apabullante, ya que no se le daba mucho aquello de embellecer el texto a punta de formas exquisitas. Sin embargo, la frescura de muchas de las ideas que proponía, así como la valentía de abordar casi cualquier tema en una época marcada por la auto-censura lo hacen bastante valioso.
Es especialmente útil como un medio de aproximación a la lectura casual, pues sus cuentos son fáciles de leer en cualquier ambiente: mientras comes, mientras vas en el bus, mientras estás en una sala de espera, y tantos otros sitios donde se requiera algo rápido y de fácil digestión.
Gran parte del impacto en sus cuentos depende del final (como en todo cuento), pero ya que son cuentos tan cortos, el final es practicamente el comienzo, y así se asegura, en muchos casos, una obra maestra de principio a fin.
Los cuentos recopilados aquí pertenecen a mi colección en TXT, que con gusto devoro en una pequeña palm de 5" (aún no me integro al club del Kindle o de las tablets). Son algo así como 37 cuentos, cuya característica en común es que cada uno en formato texto no ocupaba más de 15kb.
La calidad es variada, así como los temas. Pasamos por historias policiacas, ciencia ficción, fantasía y esoterismo, historias más o menos eróticas desde un punto de vista puramente masculino (siempre marcadas por la ironía) y algunos otros géneros en que suele destacarse el humor negro y las ganas de sorprender o de sugerir algo en qué pensar.
Vale la pena leerlos todos (aunque algunos estén por debajo del estándar) pero algunos de mis favoritos serían:

Caín (a mi gusto, el mejor)
Cortesía (ridiculamente divertido)
El Arma (excelente)
El Cumpleaños de Granny (lo veía venir)
El Solipsista (para pensar...)
El Experimento (hace parte de una serie de cuentos de viajes en el tiempo, aunque los demás no están aquí)
Juego de Espejos (una buena imagen al infinito)
La Casa (imagen literaria de sueños cotidianos)
La Ciudad Soñada (por su inquietud política)

Y bueno, no siendo más, dejo aquí el libro para leer online, o lo pueden descargar desde ISSUU (es formato odt, se lee con Open Office o Libre Office)

lunes, 20 de febrero de 2012

La Ruina de Londres (Robert Barr)

Este cuento corto lo leí hace poco por pura casualidad, cuando la palm en que tengo mis libros por equivocación abrió este archivo.
No conocía nada del autor y haciendo una rápida busqueda en wikipedia me doy cuenta que no fue tan prolífico, y la mayoría de sus trabajos provienen de sus últimos años.
La verdad este cuento en particular me gustó bastante. Es una narración futurista, pero escrita a principios de siglo, así que es divertido ver la concepción que tiene del futuro. La historia me parece bastante original, y probablemente de ahí derivaron algunas cuantas historias de terror modernas.
La narración tiene el estilo clásico de la época, y a pesar de que no apasiona profundamente, tampoco aburre. En fin, ya juzgarán...

sábado, 18 de febrero de 2012

Sherlock Holmes: El Hombre del Labio Torcido

Este es un cuento de Sir Arthur Conan Doyle, dentro de la colección de Sherlock Holmes. Es relativamente corto, y bastante fácil de leer. Es divertido, aunque no alcanza exactamente ningún climax de emoción y suspenso. Como iniciación a las aventuras de Sherlock probablemente no sea muy bueno, pues no tiene el suficiente agarre, pero ciertamente entretiene durante un buen rato. En cuanto a qué tan fácil sea descubrir el misterio... eso lo dejo para cada lector.

viernes, 10 de febrero de 2012

Olalla (Robert Louis Stevenson)

Siempre suelo esperar bastante de Robert Louis Stevenson (que por cierto, es uno de esos autores a los que uno no puede llamar sólo por el apellido, sino que tiene que decirlo completo). La verdad es que luego de leer La Isla del Tesoro, Markheim, El Doctor Jekyll y Mr. Hyde, El Diablo en la Botella, El Club de los Suicidas... y no se cuantos libros más de él, se ha convertido en uno de mis autores favoritos. Es muy divertido y siempre aporta en cuanto a la reflexión de la condición humana.
Sin embargo debo decir que Olalla se quedó algo corto. No es exactamente un mal libro, pero deja la sensación de que el autor nunca estuvo muy seguro de hacia donde iba la cosa. Los momentos de tensión son pocos, aunque a veces acierta bastante al describir los personajes o sus actitudes, el lenguaje es similar al de los otros libros, pero en este toma tal vez un tono más... no sé aristocrático?, el caso es que, aunque no me disgustó del todo, tan poco puedo decir que me haya entretenido lo suficiente, sin embargo, lo dejo aquí para que quienes quieran tengan la oportunidad de leerlo y juzgar por sí mismos.


miércoles, 8 de febrero de 2012

Buenos Presagios (Neil Gaiman - Terry Pratchett)

Me empecé a leer este libro pensando que sería un spin-off del mundodisco, pero me sorprendió gratamente saber que está ambientado en el mundo real.
La historia es una parodia de todas las películas sobre el fin del mundo, el anticristo y las profecías, pero a la vez una crítica o al menos una opinión libre sobre las incoherencias que presentan las religiones. No es, sin embargo, un libro contra-religioso, sino mas bien una invitación a tomarse la vida con un poco más de humor y despreocupación, y saberse en la certeza de la incertidumbre.
Más allá del tema apocalíptico, lo cierto es que es un libro supremamente divertido, y la forma en que está escrito hace que la imaginación se sintonice inmediatamente para darle formato cinematográfico 3D y empezar a pensar a qué actores querría en cada papel.
Al igual que mundodisco, no tiene pretensiones lírico-poéticas, y se fija más en lo que cuenta que en las palabras que usa, así que es bastante fácil de digerir, y el 80% de los comentarios chistosos son REALMENTE chistosos.

En fin, como siempre, Pratchett se anota un punto, pero esta vez ayudado de Gaiman quien, por lo que sé también es bastante bueno (varios de sus trabajos han llegado al cine, entre ellos Coraline, Stardust y Beowulf, de los cuales sólo conozco Stardust, pero me gustó bastante)

Dejo aquí la presentación del libro, y luego un link para leerlo online o descargarlo.

BUENOS PRESAGIOS


La Narración de Ciertos Acontecimientos ocurridos en

los últimos once años, de acuerdo y en conformidad,

como se demostrará más adelante, con:


Las Buenas y Ajustadas Profecías de Agnes la Chalada


Recopiladas y editadas, con anotaciones de índole Educativa

y Preceptos para los Sabios,

por Neil Gaiman y Terry Pratchett.


DRAMATIS PERSONAE


SERES SOBRENATURALES


Dios (Dios)

Metatrón (La Voz de Dios)

Azirafel (Un ángel y vendedor de libros raros en su tiempo libre)

Satán (Un Ángel Caído; el Adversario)

Belcebú (Otro Ángel Caído y Príncipe del Infierno)

Hastur (Un Ángel Caído y Duque del Infierno)

Ligur (Otro Ángel Caído y Duque del Infierno)

Crowley (Un Ángel que más que Caer, se Dio un Garbeo Calle Abajo)


JINETES DEL APOCALIPSIS


MUERTE (La Muerte)

GUERRA (La Guerra)

HAMBRE (El Hambre)

POLUCIÓN (La Polución)


HUMANOS


No Cometerás Adulterio Pulsifer (Un Cazador de Brujas) Agnes la Chalada (Una Profetisa) Newton Pulsifer (Empleado Administrativo y Soldado Cazabrujas) Anatema Device (Ocultista Practicante y Descendiente Profesional)


Shadwell (Sargento Cazabrujas) Madame Tracy (Jezabel pintada -sólo mañanas, Jueves a convenir- y Médium) Hermana Mary Locuaz (Una Monja Satánica de la Orden de las Parlanchinas de Santa Berilia) El Señor Young (un Padre) El Señor Tyler (Un Presidente de la Asociación de Vecinos) Un Mensajero


ELLOS


ADÁN (Un Anticristo)

Pepper (Una Niña)

Wensleydale (Un Niño)

Brian (Un niño)


Y además un Coro de Tibetanos, Alienígenas, Americanos, Atlantes y otras extraordinarias y singulares Criaturas de los últimos Días.


Y:


Perro (un satánico sabueso infernal y terror de los gatos)



miércoles, 25 de enero de 2012

Noúmeno, extracto .(Adolfo Bioy Casares)

Y para continuar en la onda "extractoria" de cuentos de fantasía, otro de mis favoritos... el NOUMENO (nada más con el nombre ya me tramó :P).


(...) Después de un rato de perplejidad, casi de anonadamiento, por la noticia y por la imposibilidad de conseguir aclaraciones, Arturo exclamó en un murmullo: "No puede ser Carlota". La exclamación velaba una pregunta, que formuló con miedo. El resultado fue favorable, porque la frase en definitiva expresaba una conclusión lógica. Carlota no podía suicidarse, porque era una muchacha fuerte, consciente de tener la vida por delante y resuelta a no desperdiciarla Si todavía quedaba en el ánimo de Arturo algún temor, provenía del sueño en que vio la cara de Carlota y oyó ese grito que pedía socorro. "Los sueños son convincentes", se dijo, "pero no voy a permitir que la superstición prevalezca sobre la cordura. Es claro que la cordura no es fácil cuando hubo una desgracia y uno está solo y mal informado". De pronto le vinieron a la memoria ciertas palabras que dijo Dillon, cuando iban al Parque Japonés. Tal vez debió replicarle que el suicida es un individuo más impaciente que filosófico: a todos nos llega demasiado pronto la muerte. Recapacitó: "Sin embargo fui atinado en no insistir, en no dar pie para que Dillon dijera de nuevo que pegarse un tiro era la mejor solución. No creo que lo haya hecho... Si me atengo a lo que dijo en broma, o en serio, podría pegarse un tiro después de perder en el hipódromo. Ayer no fue al hipódromo, porque no era domingo". En tono de intencionada despreocupación agregó: "¿Qué carrerista va a matarse en vísperas de carreras?"
¿Quiénes quedaban? " ¿Amenábar? No veo por qué iba a hacerlo. Para suicidarse hay que estar en la rueda de la vida, como dicen en Oriente. En la carrera de los afanes. O haber estado y sentir desilusión y amargura. Si no se dejó atrapar nunca por el juego de ilusiones ¿por qué tendría ahora ese arranque?" En cuanto a Carlota, la única falta de coherencia que le conocía era Salcedo. Algo que lo concernía tan íntimamente quizá lo descalificara para juzgar. Si la imaginaba triste y arrepentida hasta el punto de suicidarse, caería en la clásica, y sin duda errónea, suposición de todo amante abandonado. Pensó después en Arribillaga y en sus ambiciones, acaso incompatibles: un perfecto caballero y un popular caudillo político. Por cierto, el más frecuente modelo de perfecto caballero es un aspirante a matón siempre listo a dar estocadas al primero que ponga en duda su buen nombre y también dispuesto a defender, sin el menor escrúpulo, sus intereses. Es claro que el pobre Arribillaga quería ser un caballero auténtico y un político merecidamente venerado por el pueblo y tal vez ahora mismo jugara con la idea de empuñar el volante de su Pierce Arrow y darse una vuelta por la fábrica de Vasena y arengar a los obreros huelguistas. ¿Y Perucho Salcedo? "Supongamos que no fue el que llamó por teléfono: ¿tenía alguna razón para suicidarse? ¿Un flanco débil? ¿La deslealtad con un amigo? Birlar la mujer del amigo ¿es algo serio? Además ¿cómo opinar sin saber cuál fue la participación de la mujer en el episodio?" Se dijo: "Mejor no saberlo". (...)

2011-12-15

miércoles, 18 de enero de 2012

A Contracuento (Nicolás Buenaventura)


Para aquellos que prefieren los cuentos de la tradición oral, a aquellos que han sido creados especialmente para ser leídos, Nicolás Buenaventura siempre representa una opción fresca y amena. Sus cuentos vienen de todas partes del mundo y representan diversas formas de cierto saber ancestral que todas las culturas tienen.
Estos cuentos han sido narrados de una generación a otra por abuelos, padres, hermanos, tíos y, por supuesto, por cuenteros. Durante el tiempo han sufrido los cambios que el narrador de turno considere convenientes, han evolucionado, crecido, se han nutrido de las bocas de cuantos los transmitieron. Buenaventura los asemeja a entes vivientes, que nacen, crecen, se reproducen (formando familias enteras de cuentos relacionados por ancestros comunes) y mueren, mueren cuando la gente los olvida, cuando ya no hay nadie que los cuente.
La idea del libro es crear una especie de muñeca rusa, donde un cuento se encuentra dentro de otro y otro dentro de él, y así sucesivamente, aunque realmente me pareció más bien que los cuentos se intercalaban mas no se contenían.

Aquí dejo la presentación del libro:

Un cuentero es alguien habitado de cuentos y mitos. Un grupo de guerreros, que todavía no ha olvidado lo que es el honor, vive en su tobillo. Tres hombres que buscan su destino, cada uno de manera distinta, habitan su hombro. Una cantidad de mujeres hermosas se han instalado en sus rodillas. Otras, más curiosas, lo recorren de arriba abajo. Un ministro honesto, lleno de principios y con un solo fin, vive detrás de su oreja. Una pareja de hermosos enamorados se ama en la comisura de sus ojos… De un momento a otro, estos personajes, con sus historias, deciden subir por su garganta y, “a contracuento”, llegar a su boca y acontecer en su palabra

miércoles, 4 de enero de 2012

El Libro de la Salsa (Cesar Miguel Rondón)



Reanimado en mi espíritu salsero gracias a la pasión de mi novia por el género, decidí echarle una leída a este libro, el cual fue catalogado por mi hermano, gran conocedor del tema, como elemento de consulta indispensable para cualquier salsómano.
La verdad es que me gustó bastante. El escritor tiene un estilo para narrar que no me convence del todo, y es algo reiterativo en algunos temas, pero no se puede negar que sabe bastante del tema (y bastante es BASTANTE). La información que provee es de primera mano, con entrevistas a los artistas, anécdotas contadas por amigos y conocidos metidos dentro del mundo de la salsa en la década de los 70, y a eso le suma su vasto conocimiento debido a su presencia continua en el mundo de la radio y la música caribeña.
El libro no es nada nuevo, fue publicado en 1979, y por lo tanto solo recoge los principios de la salsa, desde el final del reinado de las grandes orquestas, a mediados de los 60, hasta la caída del boom impulsado por la Fania a finales de los 70. Sin embargo esto es tiempo más que suficiente para conocer a muchos de nuestros grandes ídolos como Hector Lavoe, Roberto Roena, Willie Colón, Rubén Blades y un largo etcétera. Probablemente aquí se encuentra una de las mejores referencias para la salsa clásica que tanto nos gusta en mi querida Cali, y sirve como punto de partida para enriquecer la colección de cualquier aficionado a la salsa buena, la de golpe, la de azotar baldosa.
Ante la escasez de libros que manejen este tema con tal profundidad, he de decir que lo recomiendo ampliamente, aunque no sé si sea fácil de conseguir (salvo por internet)

lunes, 2 de enero de 2012

La Otra Orilla (Cortázar)


Ambientado por el regreso a mi hogar, he decidido retomar algunos de mis viejos libros y releerlos con un ánimo más juicioso. Así que empecé por Cortázar, para darle algo de densidad y aleatoriedad a mi espíritu literario.
Los cuentos publicados en esta colección corresponden a la etapa temprana de Cortázar, cuando todavía no era el genio aclamado por todos sino un escritor más en busca de su estilo. Esto de la búsqueda se nota en los constantes cambios que muestra de un escrito a otro, tanto en género como en narrador y lenguaje utilizado.
Son divertidos, y de una naturaleza más inocente que sus posteriores trabajos, pero no por eso dejan de tener esa continua inyección de ideas transgresoras, que no apelan a la lógica normal, sino que intentan convertir el mundo del lector en un mar de dudas e invenciones.
Algunas observaciones sueltas sobre los que más llamaron mi atención: Llama el teléfono (previsible pero angustiante), Puzzle (macabro, muy macabro), Retorno de la noche (algo asfixiante, muy bien narrado), Mudanza (una gran idea, un estilo similar al de trabajos posteriores), Limpiadores de Estrellas (de alguna manera me recuerda a Fredric Brown) y La Estación de la Mano (una inocente locura, probablemente mi favorito de esta colección).

Los cuentos que integran este libro son:

Plagios y Traducciones:
I- El hijo del vampiro
II- Las manos que crecen
III- Llama el teléfono, Delia
IV- Profunda siesta de Remi
V- Puzzle

Historias de Gabriel Medrano:
I- Retorno de la noche
II- Bruja
III- Mudanza
IV- Distante espejo

Prolegomenos a la Astronomía:
I- De la simetría interplanetaria
II- Los limpiadores de estrellas
III- Breve curso de Oceanografía
IV- Estación de la mano

viernes, 30 de diciembre de 2011

THE CASK OF AMONTILLADO (Edgar Allan Poe)

Este es uno de mis cuentos favoritos... así que vale la pena citarlo parcialmente aquí... acerca de mottos que tienen buen "golpe": Nemo me impune lacessit :) creeeepy....

(...)

"Drink," I said, presenting him the wine.

He raised it to his lips with a leer. He paused and nodded to me familiarly, while his bells jingled.

"I drink," he said, "to the buried that repose around us."

"And I to your long life."

He again took my arm and we proceeded.

"These vaults," he said, are extensive."

"The Montresors," I replied, "were a great numerous family."

"I forget your arms."

"A huge human foot d'or, in a field azure; the foot crushes a serpent rampant whose fangs are imbedded in the heel."

"And the motto?"

"Nemo me impune lacessit."

"Good!" he said.

The wine sparkled in his eyes and the bells jingled. My own fancy grew warm with the Medoc. We had passed through walls of piled bones, with casks and puncheons intermingling, into the inmost recesses of the catacombs. I paused again, and this time I made bold to seize Fortunato by an arm above the elbow.

"The nitre!" I said: see it increases. It hangs like moss upon the vaults. We are below the river's bed. The drops of moisture trickle among the bones. Come, we will go back ere it is too late. Your cough" --

"It is nothing" he said; "let us go on. But first, another draught of the Medoc."

I broke and reached him a flagon of De Grave. He emptied it at a breath. His eyes flashed with a fierce light. He laughed and threw the bottle upwards with a gesticulation I did not understand.

I looked at him in surprise. He repeated the movement -- a grotesque one.

"You do not comprehend?" he said.

"Not I," I replied.

"Then you are not of the brotherhood."

"How?"

"You are not of the masons."

"Yes, yes," I said "yes! yes."

"You? Impossible! A mason?"

"A mason," I replied.

"A sign," he said.

"It is this," I answered, producing a trowel from beneath the folds of my roquelaire.

"You jest," he exclaimed, recoiling a few paces. "But let us proceed to the Amontillado."

"Be it so," I said, replacing the tool beneath the cloak, and again offering him my arm. He leaned upon it heavily. We continued our route in search of the Amontillado. We passed through a range of low arches, descended, passed on, and descending again, arrived at a deep crypt, in which the foulness of the air caused our flambeaux rather to glow than flame.

At the most remote end of the crypt there appeared another less spacious. Its walls had been lined with human remains piled to the vault overhead , in the fashion of the great catacombs of Paris. Three sides of this interior crypt were still ornamented in this manner. From the fourth the bones had been thrown down, and lay promiscuously upon the earth, forming at one point a mound of some size. Within the wall thus exposed by the displacing of the bones, we perceived a still interior recess, in depth about four feet, in width three, in height six or seven. It seemed to have been constructed for no especial use in itself, but formed merely the interval between two of the colossal supports of the roof of the catacombs, and was backed by one of their circumscribing walls of solid granite.

It was in vain that Fortunato, uplifting his dull torch, endeavoured to pry into the depths of the recess. Its termination the feeble light did not enable us to see.

"Proceed," I said; "herein is the Amontillado. As for Luchesi" --

"He is an ignoramus," interrupted my friend, as he stepped unsteadily forward, while I followed immediately at his heels. In an instant he had reached the extremity of the niche, and finding his progress arrested by the rock, stood stupidly bewildered . A moment more and I had fettered him to the granite. In its surface were two iron staples, distant from each other about two feet, horizontally. From one of these depended a short chain. from the other a padlock. Throwing the links about his waist, it was but the work of a few seconds to secure it. He was too much astounded to resist . Withdrawing the key I stepped back from the recess.

"Pass your hand," I said, "over the wall; you cannot help feeling the nitre. Indeed it is VERY damp. Once more let me IMPLORE you to return. No? Then I must positively leave you. But I must first render you all the little attentions in my power."

"The Amontillado!" ejaculated my friend, not yet recovered from his astonishment.

"True," I replied; "the Amontillado."

As I said these words I busied myself among the pile of bones of which I have before spoken. Throwing them aside, I soon uncovered a quantity of building stone and mortar. With these materials and with the aid of my trowel, I began vigorously to wall up the entrance of the niche.

I had scarcely laid the first tier of my masonry when I discovered that the intoxication of Fortunato had in a great measure worn off. The earliest indication I had of this was a low moaning cry from the depth of the recess. It was NOT the cry of a drunken man. There was then a long and obstinate silence. I laid the second tier, and the third, and the fourth; and then I heard the furious vibrations of the chain. The noise lasted for several minutes, during which, that I might hearken to it with the more satisfaction, I ceased my labours and sat down upon the bones. When at last the clanking subsided , I resumed the trowel, and finished without interruption the fifth, the sixth, and the seventh tier. The wall was now nearly upon a level with my breast. I again paused, and holding the flambeaux over the mason-work, threw a few feeble rays upon the figure within.

A succession of loud and shrill screams, bursting suddenly from the throat of the chained form, seemed to thrust me violently back. For a brief moment I hesitated -- I trembled. Unsheathing my rapier, I began to grope with it about the recess; but the thought of an instant reassured me. I placed my hand upon the solid fabric of the catacombs , and felt satisfied. I reapproached the wall. I replied to the yells of him who clamoured. I reechoed -- I aided -- I surpassed them in volume and in strength. I did this, and the clamourer grew still.

It was now midnight, and my task was drawing to a close. I had completed the eighth, the ninth, and the tenth tier. I had finished a portion of the last and the eleventh; there remained but a single stone to be fitted and plastered in. I struggled with its weight; I placed it partially in its destined position. But now there came from out the niche a low laugh that erected the hairs upon my head. It was succeeded by a sad voice, which I had difficulty in recognising as that of the noble Fortunato. The voice said --

"Ha! ha! ha! -- he! he! -- a very good joke indeed -- an excellent jest. We will have many a rich laugh about it at the palazzo -- he! he! he! -- over our wine -- he! he! he!"

"The Amontillado!" I said.

"He! he! he! -- he! he! he! -- yes, the Amontillado . But is it not getting late? Will not they be awaiting us at the palazzo, the Lady Fortunato and the rest? Let us be gone."

"Yes," I said "let us be gone."

"FOR THE LOVE OF GOD, MONTRESOR!"

"Yes," I said, "for the love of God!"

But to these words I hearkened in vain for a reply. I grew impatient. I called aloud --

"Fortunato!"

No answer. I called again --

"Fortunato!"

No answer still. I thrust a torch through the remaining aperture and let it fall within. There came forth in return only a jingling of the bells. My heart grew sick -- on account of the dampness of the catacombs. I hastened to make an end of my labour. I forced the last stone into its position; I plastered it up. Against the new masonry I reerected the old rampart of bones. For the half of a century no mortal has disturbed them.

In pace requiescat!

2011-12-15

lunes, 5 de diciembre de 2011

La Histeria de Colombia

Por casualidad en estos días, no teniendo a mano ninguno de mis libros y necesitando urgente una manera de pasar el tiempo mientras esperaba en cierta entidad gubernamental el trámite de algunos documentos, tropecé en la librería de una amiga con un libro de uno de mis escritores preferidos: Daniel Samper Pizano.
La verdad hacía tiempo que no leía nada de Samper, pues el último libro que había leído no me había convencido del todo, y no había tenido oportunidad de echarle ojo a algún otro de la larga lista de publicados por este periodista, historiador y mamagallista clásico de la escena colombiana así que abordé el libro con algo de escepticismo, pero rapidamente mis dudas quedaron disueltas, el libro me ha ofrecido algunas de las horas más divertidas que recuerdo haber pasado frente a unas cuantas hojas de papel.
La cuestión consiste básicamente en recorrer la historia de Colombia desde las tribus precolombinas hasta principios de los 90 (el libro se escribió en el 94), pasando por la conquista, la colonia y las guerras de independencia, para luego encargarse de las distintas administraciones del país durante el último siglo.
Todo esto suena muy educativo, y lo es, pero si tenemos en cuenta que Samper es un experto en el arte de mamar gallo y decir las cosas con doble, triple y cuadruple sentido, lo que se arma es una confusión que a ninguno de los protagonistas deja bien parado, y uno se pasa horas aprendiendo, mientras que parece que lo único que estuviera haciendo es partirse de la risa.
Se echa de menos que hubiera una continuación que cubriera las épocas de Samper (Ernesto), Pastrana y Uribe, pero dadas las condiciones no creo que llegue.

Resumen: Excelente libro, apto para todo público, fácil de leer en cualquier lugar (incluídos el baño, el transmilenio, la buseta atestada, restaurantes corrientazos y por supuesto la sala de espera de cualquier oficina). Diversión garantizada y el conocimiento se lo dan de ñapa pa que despues chicanee de que sabe mucho.

martes, 7 de junio de 2011

El Hombre que Cuenta

Conocí a Nicolás Buenaventura Vidal en una presentación en la Alianza Colombo-Francesa, una noche de hace unos... 20 años tal vez?. Era la primera vez que asistía a una función de cuentería y, por supuesto, iba acompañado de mi hermano, que me inició en gran parte de mis gustos literarios.
Sobre la función, recuerdo claramente como Nicolás contó el ahora clásico cuento de "Porqué el amor es ciego y es loco", lo escuché fascinado, sorprendido, convencido de que algo había cambiado por dentro... las palabras habían cobrado vida.
Los libros siempre han sido una parte importantísima de mi vida... pero las palabras que los componían, a pesar de ser evocadoras de mundos llenos de aventura y emociones, seguían siendo algo estático, escrito en piedra... eran... fantasmas.
Cuando descubrí la cuentería encontré que esos mundos no sólo deben ser evocados, sino invocados, que lo que somos habita a la vez en tantos lugares como deseemos y que no solo podemos viajar a ellos sino hacer que ellos viajen a nosotros y que rodeen a quienes estan a nuestro lado, invitándolos a compartir con nosotros ese mundo.
Ahora estoy a muchos kilómetros y muchos años de la loma de la cruz donde solía escuchar a esos cuenteros-culebreros siempre muertos de hambre pero dispuestos a comer a costillas de los que los escuchabamos a veces deleitados y a veces simplemente partidos de la risa. También estoy muy lejos de los "Cuentos del Espíritu" que me acompañaron durante incontables noches desde mi niñez. Pero aun así, cada pedazo de esas historias habita en mí, habita en todos... cada cuento construye un universo porque, en el principio, fue la palabra.

EL HOMBRE QUE CUENTA
(Por Nicolás Buenaventura, inspirado en una leyenda de origen persa)
Allá, donde la Tierra termina, hay un hombre sentado frente al Mar. El hombre habla. Le cuenta al Mar el origen del mundo, el nacimiento de las aguas, la aparición de la tierra y el crecimiento de las montañas.
Le dice el nombre de cada árbol, de cada pájaro, de cada pez.
Le cuenta la historia de la primera mujer y del primer hombre. La historia del primer amor.
La historia del primer nacimiento y aquella de la primera muerte.
Todo se lo cuenta. Y cuando no puede contarle otra cosa, le cuenta que está contando. Y si no puede contar que está contando; inventa otros orígenes, otros mundos, cuenta cuentos nunca oídos, cuentos que nunca más se volverán a escuchar.
No se calla. Siempre hay algo que contar.
El viento y las olas acompañan sus relatos. El río le da de beber. Los pájaros, los peces, los cangrejos y los caracoles lo alimentan.
A fuerza de verlo ahí, sentado, hablando sólo, sin que nadie le responda, algunos han terminado por creer que está loco y lo han abandonado. Otros le traen, de vez en cuando, una que otra historia. Y hay quienes lo acompañan y se sientan a escucharlo. A pesar de los primeros, con los segundos y para los terceros, el hombre sigue contando. El Mar es niño, un niño inquieto y fuerte que no deja de crecer. Las palabras del hombre lo calman, hacen que se hamaque en sus olas, que suba y baje en regulares mareas, que se arrulle con su murmullo constante.
Cuando el hombre se detiene a comer, a beber, a dormir, cuando se cansa de estar sentado y camina un poco; se desencadenan las tempestades, los huracanes, los tifones y las grandes marejadas. Se enfurecen las aguas del mundo y devoran los barcos y devoran los puertos.
Con sus palabras, con sus historias, el hombre calma al Mar. Él no lo sabe. Si alguien le pregunta por qué cuenta, no sabrá responder. Solo sabe que debe contar, que nació para contar.
Si un día el hombre decide no hablar más, si sus palabras se agotan, si se le acaban las historias, si los hombres y las mujeres lo abandonan, si lo abandona el río, si lo abandonan los pájaros, los peces, los cangrejos y los caracoles, si el Mar crece y se olvida de ser niño, si decide no escucharlo más, se desencadenará la fuerza contenida en los elementos y el mundo que conocemos desaparecerá.

sábado, 4 de junio de 2011

Wen, el Eternamente Sorprendido




En uno de esos días de inmenso stress por la cantidad de trabajos para el máster, decidí que lo mejor era irme a comer una Burger King y olvidarme de los problemas. Bueno, en principio la medicina correctra no es una bk sino una maconals, pero había que coger lo que había a la mano.
De camino para allá, me puse a pensar en lo patético de comer solitariamente, así que hice lo de miguelito, me fui a buscar un amigo... en la librería más cercana.
Comencé por la sección Comics y Literatura Fantástica.... un buen descubrimiento, una novela gráfica basada en una novela de Philip K. Dick. Así que decidí ir a buscar el libro. Sorry, mala suerte, en la dichosa librería no había practicamente nada de Philip.
Sin embargo, en medio de mis ires y venires por los estantes, pasé unas 800 veces al frente de los doscientos mil volúmenes del Mundo Disco. Así que al final, decidí rendirme a mi viejo hábito.
Cuando no encuentras lo que quieres y no sabes que más buscar... toma el camino seguro, cómprate algo de Terry Pratchett. Y sí... en mis manos ahora se encuentra un ejemplar del dichoso "Ladrón del Tiempo" la novela no-se-que-número de la saga.
A partir de la primera página no he parado de reirme cada medio párrafo, y ya prácticamente soy un discípulo de las enseñanzas de Wen, Lu-Tze y la señora Cosmopilitan. Así que para la muestra... un momento de profunda sabiduría, rematado al estilo Pratchett:


Las primeras palabras que leen aquellos que tratan de alcanzar la iluminacion en los valles secretos cercanos al eje del mundo donde resuenan los gongs y merodean los yetis, las encuentran al ojear "La Vida de Wen, el Eternamente Sorprendido".

Lo primero que preguntan es: Porque estaba eternamente sorprendido?


Y la respuesta que reciben es: "Wen reflexionó sobre la naturaleza del tiempo y entendio que el universo se recrea de nuevo, instante tras instante. Por tanto, comprendio que en verdad no existe el pasado, unicamente un recuerdo del pasado. Cuando se parpadea, el mundo que se ve al abrir los ojos no existia al cerrarlo. Por tanto, dijo él, el unico estado apropiado en la mente es la sorpresa. El unico estado apropiado en el corazonj es el gozo. El cielo que estas viendo ahora no lo habias visto nunca antes. El momento perfecto es ahora. Alégrate de ello".

Las primeras palabras que leyó el joven Lu-Tze mientras trataba de alcanzar la perplejidad en la oscura, abarrotada y empapada por la lluvia ciudad de Ankh-Morpork fueron: "Se alquilan habitaciones, precios muy razonables". Y se alegró de ello.

jueves, 2 de junio de 2011

Verdadero Amor

Este pequeño tesoro viene de la mano de la maravillosa (maravillosísima) Wislawa Szymborska. Llegué a ella gracias a una pasión compartida con Angelita, y ahora simplemente es como si siempre hubiera estado allí. Me hace amar a la poesía retroactivamente, por todos estos años que la tuve olvidada en un cajón.

Miłość szczęśliwa

Miłość szczęśliwa. Czy to jest normalne,
czy to poważne, czy to pożyteczne -
co świat ma z dwojga ludzi,
którzy nie widzą świata?

Wywyższeni ku sobie bez żadnej zasługi,
pierwsi lepsi z miliona, ale przekonani,
że tak stać się musiało - w nagrodę za co?
za nic;
światło pada znikąd -
dlaczego właśnie na tych, a nie na innych?
Czy to obraża sprawiedliwość? Tak.
Czy to narusza troskliwie piętrzone zasady,
strącą ze szczytu morał? Narusza i strąca.

Spójrzcie na tych szczęśliwych:
gdyby się chociaż maskowali trochę,
udawali zgnębienie krzepiąc tym przyjaciół!
Słuchajcie, jak się śmieją - obraźliwie.
Jakim językiem mówią - zrozumiałym na pozór.
A te ich ceremonie, ceregiele,
wymyślne obowiązki względem siebie -
wygląda to na zmowę za plecami ludzkości!

Trudno nawet przewidzieć, do czego by doszło,
gdyby ich przykład dał się naśladować.
Na co liczyć by mogły religie, poezje,
o czym by pamiętano, czego zaniechano.

Miłość szczęśliwa. Czy to jest konieczne?
Takt i rozsądek każą milczeć o niej
jako skandalu z wysokich sfer Życia.
Wspaniale dziatki rodzą się bez jej pomocy.
Przenigdy nie zdolałaby zaludnić ziemi,
zdarza się przecież rzadko.

Niech ludzie nie znający miłości szczęśliwej
twierdzą, że nigdy nie ma miłości szczęśliwej.

Z tą wiarą lżej im będzie i żyć, i umierać.


Verdadero Amor

Verdadero amor. Es normal?
es serio? es práctico?
Que obtiene el mundo de dos personas
que existen en su propio mundo?

Puestas en un pedestal sin ninguna buena razón,
tomadas aleatoriamente de entre millones
pero convencidas de que tenía que suceder así.
En recompensa por qué?
Por nada.

La luz desciende desde ningún lado.
Porqué en estas dos y no en otras?
No es una ofensa a la justicia? Sí, lo es.
No perturba nuestros principios cuidadosamente construídos
y tumba a la moral de su cima? Si, doblemente sí.

Mira a la feliz pareja.
No podrían al menos tratar de esconderlo?
Fingir un poco de depresión,
aunque sea por el bienestar de sus amigos?
Escucha esas sonrisas - Es un insulto.
El lenguaje que usan - engañosamente claro.
Y sus pequeñas celebraciones, rituales,
las rutinas elaboradas mutuamente -
Obviamente están tramando algo a espaldas de la humanidad!

Es difícil siquiera sospechar que tan lejos llegarán las cosas
si la gente empieza a seguir su ejemplo.
Para que servirían la religión y la poesía?
Que sería recordado? a qué renunciaríamos?
Quien querría mantenerse dentro de los límites?

Verdadero amor. Es realmente necesario?
El tacto y el sentido común nos invitan a eludirlo en silencio.
Como un escándalo en los círculos más altos.
Niños perfectamente sanos han nacido sin su intervención.
No podría poblar el planeta ni en un millón de años,
apareciendo de esa manera tan ocasional.

Dejemos que la gente que nunca lo ha encontrado
siga diciendo que no existe.

Su fé les hará más facil vivir y morir.

miércoles, 19 de mayo de 2010

I AM LEGEND



Hace unos años, cuando salió la película, me gustó bastante a pesar de las críticas sobre los efectos especiales algo deficientes y algunos comentarios sobre la simplicidad del argumento,
En estos días encontré el libro en mi e-biblioteca, así que decidí leerlo. Estaba cansado de leer cuentos de terror, novelas históricas y en general, material demasiado denso en palabras pero tal vez sin un contenido psicológico adecuado para mi apetito actual.
Debo decir que la película no hace para nada justicia al libro. La obra de Richard Matheson es realmente una obra de arte, oscura pero sencilla, sin la pretensión de adornarse en palabras superfluas. Retrato fiel de la psicología de la soledad.
Neville lucha contra los vampiros, se convierte en su cazador, pero para él no es una aventura, no es algo heroico. Es simplemente una rutina más, porque cree que es necesario, como comer y dormir. Porque anhela encontrar una respuesta, aunque esto no signifique encontrar una solución.
Neville se acostumbra a la soledad, demostrando que cualquier estado, si se prolonga lo suficiente, se convierte en normal, y son las alteraciones de este estado las que nos sobresaltan porque atacan el equilibrio establecido (no importa DONDE está el equilibrio en nuestra antigua escala, importa que el equilibrio EXISTA y de lugar a una escala actual)
Suelta en medio de todo un concepto maravilloso: La normalidad es un concepto mayoritario. No importa lo que creemos que es verdad, importa lo que la mayoría cree que es verdad.
Unas setenta páginas de retrato cotidiano de un hombre que vive porque no sabe hacer otra cosa, que defiende su existencia a toda costa aunque por momentos el pasado lo invite a dejarse llevar por los brazos de la oscuridad.
Al final, una revelación: son las circunstancias las que convierten a los seres en legenda.

martes, 18 de mayo de 2010

The Colour Of Magic




La primera vez que oí nombrar a Mundodisco, fue en una revista de videojuegos, allá a mediados de los 90. Obviamente hablaban del videojuego, del cual había salido ya la segunda parte y era un derroche audiovisual para la época.Me llamó bastante la atención la idea, pero nunca me puse a la tarea de averiguar más sobre el asunto.
Hace unos meses una compañera de clase, al preguntarle cual era su escritor favorito, respondió que Terry Pratchet, el de Mundodisco, y me quedé pensando ¿cómo?¿y ese milagro que no dijo que J.K Rowling o Tolkien... o cualquiera de esos?.
Ok, pues aprovechando la vuelta del tema, tomé mi fabulosa biblioteca digital, y pasé el Discworld 1 (The Colour of Magic) a mi Palm y empecé a leerlo.
Sin palabras. El libro es un deleite de parodia fantástica-negra-sarcástica-ridícula. Empezando porque los protagonistas son un mago fracasado que sólo sabe un hechizo (y no puede dejarlo pronunciar) y un gordito de gafas con un montón de oro que termina convirtiéndose en el primer TURISTA de Mundodisco (eso sin mencionar al baúl con cientos de patas y mentalidad asesina que lo acompaña fielmente a todo lado). El libro se burla de todo: de los turistas, de la magia, de la religión, de las novelas fantásticas, de la informática... en un mundo que se sostiene sobre cuatro elefantes que viajan por el espacio en el lomo de una tortuga gigante, y donde los dioses mantienen borrachos y jugando a los dados utilizando como fichas a los humanos, TODO es posible.
Así que, va uno... quedan otros treinta y pico libros de la saga para leer (evidentemente a Pratchet le tiene sin cuidado lo que la gente pueda decir sobre su monotematismo, si hay 7 o no se cuantos libros de Harry Plotter... ¿porqué no puede él escribir su propia saga de medio centenar de libros? sin mencionar que Mundodisco salió casi décadas antes que Harry).
Totalmente recomendable. 9/10